Garrapiñadas. !Vaya receta!, pensaréis algunos. Pero estas
almendras recubiertas de azúcar son algo más. Son el homenaje que una niña de
10 años, Sandra, hace en memoria de su abuela, a quién veneraba y que fue quién
le enseñó a hacerlas. Yo le pedí que me pasase la receta y cuál no sería mi
sorpresa cuando al día siguiente me entregó un par de folios profusamente
decorados por ella misma y en donde se detallaban punto por punto los pasos de
la receta. Me conmovió el detalle y le dije que se lo agradecía y que
mandaríamos al ciberespacio la receta de su abuela por si podía verla allá en
el cielo, desde donde a buen seguro esbozaría una sonrisa de complicidad con su
nieta.
Ya veis. No sólo hay platos fáciles o difíciles. También los
hay con su pequeña historia, con alma.
RECETA |
INGREDIENTES |
- Un vaso de almendras naturales.
- Un vaso de azúcar.
- Un vaso de agua.
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PREPARACIÓN |
- En una sartén echamos las almendras, el agua y el azúcar. Esperamos hasta que empiecen a hervir teniéndolo a fuego fuerte.
- En el momento que empiecen a hervir bajamos un poco el fuego y vamos removiendo con una cuchara de palo de vez en cuando.
- Aquí necesitamos mucha, mucha paciencia. Poco a poco se irá consumiendo el agua.
- Cuando la consistencia esté cambiando tendremos que ir dando vueltas constantemente para que no se nos quemen las almendras.
- El azúcar se quedará de color blanquecino y quedará en el fondo de la sartén. En este momento le podemos subir el fuego. Poco a poco, el caramelo se irá pegando a las almendras y pasará al color típico de caramelo.
- Cuando veamos que las almendras ya están en su punto las vamos sacando y poniendo en un trozo de papel vegetal o un trozo de mármol. Cuando estén más o menos frías las separamos unas de otras.
- Las dejamos enfriar por completo y las podemos poner en un bote de cristal para que se mantengan perfectas durante tiempo.
NOTA:
Receta copiada tal y como me la pasó Sandra. No he
movido ni un punto ni una coma. Creo que yo no la hubiera explicado mejor.
Lo qué me gustan las almendras garrapiñadas no está escrito y con lo agredecido que es mi cuerpo...enseguida se queda en mis caderas jajajaja pero cada mucho me doy un caprichito que me sabe a gloria! Nunca las he hecho y veo que es muy fácil, tomare nota y quizás en estas fiestas que se acercan me anime a hacerlas! Besines
ResponderEliminarYo siempre que preparo o como garrapinyades recuerdo a mi tía rosita cuando las preparaba con las almendras de su granja...
ResponderEliminarTodo un pedazo receta!!!
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
A ver quien es el guapo que cuando ve estas deliciosas almendras garrapiñadas no se las lleva a la boca.Divinas.
ResponderEliminarBuen finde
Maravilhosas, vou levar algumas.
ResponderEliminarBjs
Doncs mira....m'ho apunto! Sempre he trobat molt difícil fer ametlles garrapinyades!
ResponderEliminarPetonets, Blanca!
Olga
Que conmovedora historia, y que receta tan facil y a mi que me encantan las almendras pues las hare!
ResponderEliminarNo saps com m'agraden...i a casa no m'acaben de quedar prou bé!!! Aquestes vostres me les menjaria a grapats!!! Petonarros!
ResponderEliminarUNA RECETA ESTUPENDA ¡¡¡ ESTAS ALMENDRAS ESTAN DE RECHUPETE ¡¡¡¡ BESOTES
ResponderEliminarMuchísimas gracias por este detalle tan bonito lleno de sentimientos y recuerdos para mí. Mi abuela era una gran repostera y gracias a ti conservo sus recetas.
ResponderEliminarEstas garrapiñadas tienen una pinta deliciosa y son una tentación a cualquier hora.
Me ha encantado hacer tu receta y dedicártela. Conserva como un tesoro el recetario de tu abuela, seguro que en un futuro te será de utilidad. Un abrazo Sandra.
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