Es inevitable. Si os paráis delante
del escaparate de una pastelería la vista siempre se fijará en estas tartas con
frutas brillantes, acharoladas. Llaman la atención no sólo por la variedad de
frutas y colores, si no también por el brillo de las mismas. La
Naturaleza es rica y sabia pero no hasta el punto de ofrecernos estas frutas
espectaculares. El brillo es producto de una técnica culinaria llamada glaseado
que, cómo no, proviene de la repostería francesa y que suele aplicarse para
aportar un plus de poder tentador a bizcochos, pasteles, galletas y también a
frutas al ponerles por encima una capa de almíbar o de azúcar glas disuelto en
agua y zumo de limón, con lo que también se evita la oxidación de las mismas. Existen varias maneras de hacer un glaseado. Nosotras hemos
optado por la más sencilla.
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| INGREDIENTES |
- 100 g de azúcar
- 15 g de Maicena
- 150 g de agua
- El zumo de dos limones
| PREPARACIÓN |
- En un cazo apto para el fuego, echar el azúcar y la
Maicena. Remover.
- Añadir el agua y el zumo de limón.
- Poner al fuego y dejar hervir sin parar de remover hasta
que espese ligeramente. Entonces ya se puede retirar del fuego y dejar enfriar.
- En ese líquido bañaremos las frutas que vayamos a utilizar (también pueden ponerse encima de la tarta que estemos realizando y pincelarlas con una brocha)
- Se puede conservar en la nevera en un tarro de cristal
cerrado. Puede durar varias semanas.
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