Cuentan
que Siddharta Gautama, más conocido como Buda, solía meditar bajo la sombra de
un árbol de mango, pues ponía la dulzura de su fruto como ejemplo de lo
que debe ser nuestra vida. Se dice que, en cierta ocasión, un grupo de seguidores de
Buda le pidió por tres veces consecutivas un mensaje de espiritualidad, y por
tres veces obtuvieron como respuesta el silencio del maestro que sostenía en
sus manos una de esas frutas. Ante la sorpresa de éstos, Buda les dijo que el secreto de
la espiritualidad consistía en ser tan dulces como ella en los
gestos, las palabras y las acciones.
Después
de lo dicho, es fácil deducir que el mango es una fruta que tiene su origen en
la India donde es considerada un fruto sagrado, cargado de simbolismo. Su
cultivo pasó de la India a China y en el siglo XVII los colonizadores
portugueses lo llevaron, primero, a África y luego a Brasil. Posteriormente
pasó a México y Estados Unidos, siempre buscando el clima adecuado, hasta que
llegó al sur de España, concretamente a Granada donde hay una empresa, “CampoTropical“, que se dedica al cultivo y comercialización de
mangos, aguacates y chirimoyas.
De esa manera el
mango ha ido entrado lentamente en nuestra cocina, y cada vez somos más quienes
quedamos seducidos por su dulzura, jugosidad y aroma. Su presencia en chutneys,
salsas, ensaladas y postres ya no sorprende. Nosotras hoy hemos usado uno bien maduro para
contrarrestar el sabor de un confit de pato. La combinación es un placer de dioses
que no hubiera gustado a Buda porque era vegetariano.
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| INGREDIENTES (para 2 personas) |
- Dos
confits de pato.
- Dos
mangos.
- Una
vaina de vainilla.
- Un
poquito de mantequilla.
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| PREPARACIÓN |
- Poner
los confits en una fuente de horno y calentar.
- Pelar
y cortar el mango en trocitos reservando unas láminas para adornar.
- Triturar
con una batidora hasta conseguir un puré fino.
- Abrir
la vaina de vainilla en sentido longitudinal con la punta de un cuchillo, sacar
las semillas de la vainilla y añadirlas al puré de mango. En una cazuela
pequeña poner a hervir el puré con la vainilla durante unos minutos sin parar
de remover y reservar.
- Sacar
el confit del horno y montar el plato poniendo en la base el puré de mango,
encima el confit y adornar con las láminas de mango reservadas que habremos
pasado ligeramente por una sartén untada con un poquito de mantequilla.
- Servir
bien caliente.
Perfecta y espectacular la presentacion de este confit, en el que no hay nada que objetar por que esta perfecta la receta. Besos Ana
ResponderEliminarPues porque era vegetariano..... este plato gusta a cualquiera, se ve delicioso!!
ResponderEliminarUn saludo de las chicas de Cocinando con Las Chachas
Madre mía nena!!! Espectacular!! Me encanta como lo has emplatado y por supuesto tiene que estar de vicio. Un beso guapa!!
ResponderEliminarPero qué buena pinta que tiene y nunca lo he probado así y con mango se ve de auténtico lujo.
ResponderEliminarbesos
Vaya, eso de meditar debajo de un mango suena bien... aunque yo prefiero comérmelos, vale, no soy nada suave ni dulce diciendo eso pero... ¡están tan buenos!
ResponderEliminaruna receta estupenda además de bonita!! besos
ResponderEliminaruna receta muy buena de cara a las próximas fiestas ¡¡¡ besotes
ResponderEliminarUna combinación de sabores deliciosa y una presentación de lujo.
ResponderEliminarUn besito desde Las Palmas y feliz semana.
Facil y buena combinacion¡
ResponderEliminarNo sabia que el mango era originario de la India¡
Buena semana
Muy buena receta me encanta esta combinación ,yo siempre lo preparo con frambuesa , probare tu receta.
ResponderEliminarBesos cris y laura
Estupenda receta para una celebración especial y con una presentacion espectacular!! Bs.
ResponderEliminarJulia
que pinta mas exquisita tiene!!mmmmm
ResponderEliminarbesitoss
Una receta de lujo....exquisita!! Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarUmmmm, esta es mi receta para Navidad, me pirra el confit de pato, pero me lo reservo para estas fechas, así es más especial. Besos. Yolanda.
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