
Esta mermelada es ácida, no nos engañemos. Pero tiene un
punto de acidez aceptable. De entrada, hace que pongas caras raras. No de
rechazo pero sí de pensar “y por qué no me habré untado la tostada con
mermelada de albaricoque o de fresa” en lugar de esto cuyo sabor me hace
estremecer. Luego, a medida que la mermelada de limón va llegando a tus papilas
gustativas piensas “bueno, no está tan mal” y al final te acostumbras y dejas
de notar aquella acidez primera. Es más, repites con una segunda o una tercera
tostada. Es cuestión de probar.
. |
 | INGREDIENTES |
- Un kilo de limones, limpios y pelados
- 700 g de azúcar
- 4 g de agar-agar
 | PREPARACIÓN |
- Usar un pelador para pelar los limones, cuidando de que sólo cortemos la parte amarilla.
Reservar 100 g de esa piel de limón.
- Quitar toda la parte blanca del limón que sea posible y las
pepitas, y reservar la pulpa.
- Poner los 100 g de las pieles a hervir durante unos minutos. Cambiar el
agua y repetir la operación dos veces más para evitar el amargor.
- Una vez hervidas y escurridas, cortar las pieles en trocitos y poner a
hervir junto con la pulpa de los limones y el azúcar durante unos 30 minutos.
- Añadir el agar-agar, dejar hervir dos minutos más, retirar
del fuego y poner la mermelada en tarros.
- Si queremos una larga conservación de la mermelada, hervir los tarros al
baño maría.