miércoles, 23 de agosto de 2023

MAGDALENAS DE NATA

En un ataque agudo de nostalgia hoy hemos hecho unas magdalenas de nata para recordar las que hacíamos en el pueblo. Se acercan pero no son aquéllas. El motivo puede ser que la nata que empleábamos antes era la que se recogía directamente tras la cocción de la leche. Después de la ebullición dejábamos enfriar la leche y en su superficie quedaba una capa de nata. Durante muchos siglos se utilizaba para hacer mantequilla. A partir del siglo XVII los cocineros de la nobleza empezaron a utilizar la nata en sus preparados gastronómicos. Es un producto ligero, untuoso y que presenta diversos porcentajes de materia grasa, según convenga a nuestras necesidades. En los envases viene detallado dicho porcentaje.


RECETA

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INGREDIENTES (para 20 magdalenas)

  • 350 g de harina común
  • 4 huevos
  • 170 g de azúcar
  • 120 g de nata para montar o cocinar
  • 250 g de aceite de girasol
  • La ralladura de un limón
  • 1 sobre de levadura Royal
  • Azúcar para espolvorear por encima
  • Un pellizco de sal
PREPARACIÓN
  1. Tamizar la harina, añadir la levadura , la sal y la ralladura de limón . Mezclar y reservar.
  2. Con ayuda de unas varillas mezclar los huevos con el azúcar y batir hasta que blanqueen, unos 5 minutos.
  3. Añadir el aceite y la nata y batir unos minutos más.
  4. Añade la mezcla de harina, levadura , sal y ralladura de limón incorporándolo poco a poco y mezclando con una espátula con movimientos envolvente.
  5. Verter la masa en moldes de magdalenas y colocarlos dentro de un molde rígido apto para el horno o en su defecto en flaneras individuales para evitar que se deformen. Llenar los moldes hasta 3/4 de su capacidad y dejar reposar en la nevera durante media hora.
  6. Precalentar el horno a 210º con calor arriba y abajo. Meter las magdalenas bajando la temperatura a 200º y hornear entre 12 o 14 minutos (hasta que estén doradas). Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.



1 comentario:

  1. Tienes razón, seguramente los productos industrialelizados actuales, hacen que el sabor nos sea diferente. También a medida que envejecemos cambia ya que la secreción de saliva puede disminuir como resultado del envejecimiento, lo que significa que la cantidad de fluido que transporta la comida a los receptores es menor y los ingredientes no se disuelven con la misma facilidad, por lo que el sabor no se percibe completamente.
    Besos

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