En un ataque agudo de nostalgia hoy hemos hecho unas
magdalenas de nata para recordar las que hacíamos en el pueblo. Se acercan pero
no son aquéllas. El motivo puede ser que la nata que empleábamos antes era la
que se recogía directamente tras la cocción de la leche. Después de la
ebullición dejábamos enfriar la leche y en su superficie quedaba una capa de
nata. Durante muchos siglos se utilizaba para hacer mantequilla. A partir del
siglo XVII los cocineros de la nobleza empezaron a utilizar la nata en sus
preparados gastronómicos. Es un producto ligero, untuoso y que presenta
diversos porcentajes de materia grasa, según convenga a nuestras necesidades. En los envases viene detallado dicho porcentaje.
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| INGREDIENTES (para 20 magdalenas) |
- 350 g de harina común
- 4 huevos
- 170 g de azúcar
- 120 g de nata para montar o
cocinar
- 250 g de aceite de girasol
- La ralladura de un limón
- 1 sobre de levadura Royal
- Azúcar para espolvorear por encima
- Un pellizco de sal
| PREPARACIÓN | |
- Tamizar la harina, añadir la
levadura , la sal y la ralladura de limón . Mezclar y reservar.
- Con ayuda de unas varillas mezclar
los huevos con el azúcar y batir hasta que blanqueen, unos 5 minutos.
- Añadir el aceite y la nata y batir
unos minutos más.
- Añade la mezcla de harina, levadura
, sal y ralladura de limón incorporándolo poco a poco y mezclando con una
espátula con movimientos envolvente.
- Verter la masa en moldes de
magdalenas y colocarlos dentro de un molde rígido apto para el horno o en su
defecto en flaneras individuales para evitar que se deformen. Llenar los moldes
hasta 3/4 de su capacidad y dejar reposar en la nevera durante media hora.
- Precalentar el horno a 210º con
calor arriba y abajo. Meter las magdalenas bajando la temperatura a 200º y
hornear entre 12 o 14 minutos (hasta que estén doradas). Sacar y dejar enfriar
sobre una rejilla.
Tienes razón, seguramente los productos industrialelizados actuales, hacen que el sabor nos sea diferente. También a medida que envejecemos cambia ya que la secreción de saliva puede disminuir como resultado del envejecimiento, lo que significa que la cantidad de fluido que transporta la comida a los receptores es menor y los ingredientes no se disuelven con la misma facilidad, por lo que el sabor no se percibe completamente.
ResponderEliminarBesos